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SUPERACIÓN DE LA DUALIDAD ONDA-CORPÚSCULO. DESCRIPCIÓN CUÁNTICA
DE LA LUZ |
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La
asignación de una supuesta naturaleza dual a la luz
(y a cualesquiera partículas), aunque fue durante años muy
útil para dar cuenta de muchos de sus comportamientos, resultaba
formalmente insatisfactoria, porque implicaba usar, con
una justificación débil, dos
descripciones clásicas sobre la naturaleza de la luz, que son
antagónicas: 1) La descripción
ondulatoria que proporciona la teoría
electromagnética de Maxwell. 2)
La descripción corpuscular, que se tiene
considerando a la luz compuesta por fotones,
que (tomados como partículas clásicas sin
masa) se moverían en el vacío siguiendo trayectorias definidas.
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Ninguno
de estos dos modelos puede explicar todos los
fenómenos relativos al comportamiento de la luz (por ejemplo,
los fotones clásicos no podrían producir interferencias,
las ondas electromagnéticas clásicas no se podrían
detectar en forma de impactos de paquetes de energía,
etc.), y lo que se hace al plantear una supuesta
naturaleza dual a la luz (y/o a cualesquiera partículas) es considerar
que en cada situación
particular la prevalece una de las dos naturalezas y se
anula la otra. |
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Así se
han planteado las cosas durante bastante
tiempo, hasta que el desarrollo de la física cuántica ha
permitido mostrar que basta una sola descripción (la
descripción cuántica) para interpretar
satisfactoriamente y de manera coherente todos los
comportamientos conocidos sobre la luz. Dicha
descripción cuántica de la luz se realiza en términos de una onda de
probabilidad y es una descripción esencialmente
diferente de los dos modelos clásicos: onda
electromagnética o chorro de fotones. Ahora bien, esto
no significa que estos dos modelos clásicos no sigan
utilizados para describir por separado diferentes
fenómenos luminosos, pero sí aclara la cuestión de que
no es adecuado hablar de que la luz tenga una naturaleza
dual, sino que lo que procede hacer cuando se usa cada
uno de los modelos clásicos es precisar cuál es el
margen de imprecisión que se tiene respecto de la más
correcta teoría cuántica de la luz (del mismo modo que
se hace cuando se utiliza, por ejemplo, la mecánica
newtoniana, en lugar de la más correcta teoría de la
relatividad especial) |
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Bajo
este prisma, conviene saber que la teoría
electromagnética clásica supone una excelente
aproximación de la teoría cuántica de la luz para
interpretar todos los procesos luminosos que admiten una
descripción efectiva global y macroscópica, lo que
ocurre cuando el número de fotones por unidad de
frecuencia es muy grande. En efecto, cuando una gran cantidad de fotones
viajan juntos, su naturaleza cuántica se manifiesta
dando lugar a unos resultados (por ejemplo, en la
reflexión, la refracción, la difracción, las
interferencias,..) que prácticamente coinciden con los que
obtiene la teoría electromagnética de Maxwell. Por eso,
es útil y adecuado seguir usando dicha teoría ondulatoria
clásica para,
como hemos hecho a lo largo de este tema, interpretar de manera
global
esos comportamientos de la radiación lumínica. |
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Igualmente conviene saber que cuando se exige al campo
electromagnético seguir las reglas cuánticas, las ondas
electromagnéticas consecuentes (unas ondas electromagnéticas cuánticas) tienen el mismo
comportamiento que se espera de
los fotones (por ejemplo, producirlos implica una cantidad de energía: E = h,
un fotón de energía baja no interacciona con otro fotón,..).
Dicho de otro modo, los
fotones resultan una consecuencia de tratar al
campo electromagnético con las reglas cuánticas y, en
este marco, se conceptualizan como las perturbaciones que se propagan
de un campo electromagnético cuántico. |
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Por
ello, también es útil y adecuado analizar algunos
procesos que involucran a la luz diseccionándolos para dar cuenta de
interacciones que en ellos tienen
lugar a nivel íntimo entre entidades materiales (átomos,
moléculas, redes atómicas o moleculares, núcleos, etc.) y fotones.
Esta disección pueden servir para interpretar
(conceptualizando a la luz como un chorro de fotones)
fenómenos que abrieron la crisis del modelo ondulatorio
(por ejemplo, el efecto fotoeléctrico, el efecto Compton,..),
pero también otros que sí podía describir globalmente la
teoría electromagnética clásica, como, por ejemplo, la
refracción (se puede entender qué les ocurre a los
fotones cuando interaccionan con las partículas de la
interfase entre los dos medios involucrados en dicha
refracción), la dispersión (se puede prever qué fotones
de diferente frecuencia se han de desviar con un ángulo
diferente, cuando se refractan), etc. |
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Concluye
aquí nuestro recorrido por “Debate histórico acerca de
la naturaleza de la luz”, ya que queda fuera de las
pretensiones de esta Web desarrollar el modelo cuántico
actual. A pesar que, como acabamos de ver, es en el
marco de la física cuántica donde se ha superado de
manera efectiva la controversia histórica, nos
conformamos con haber intentado clarificar por qué, con
qué cautelas, y con qué grado de imprecisión se pueden
seguir usando los dos modelos clásicos (teoría
electromagnética ondulatoria y teoría de fotones
corpusculares), como, de hecho, hemos venido haciendo en
este tema y también haremos en el tema dedicado al
color. |
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