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PERSPECTIVAS |
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La
relatividad ha sido una de las teorías más sometidas a
experimentos. Sus predicciones ha sido puestas a prueba
siempre con extraordinario éxito. Hasta hace poco
estos estudios se referían a fenómenos que tienen
lugar en lo que se denomina campo gravitatorio débil,
como, por ejemplo,
la deflexión de la luz
al pasar cerca del Sol, la
dilatación del tiempo de
origen gravitatorio en zonas de sometidas a una
gravedad de intensidad moderada, etc. Las ondas gravitacionales
provienen de
regiones donde la gravedad es enormemente intensa y su
estudio permitirá poner a prueba la teoría en el régimen de campo
gravitatorio fuerte. |
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Los
resultados ya obtenidos a raíz de las primeras
detecciones directas de ondas gravitatorias alumbran un desarrollo inminente de gran
envergadura. Con la ampliación de los medios de
observación astronómica que se prevé y la mejora ya
iniciada en los medios actuales, se espera acceder a fuentes emisoras de ondas gravitacionales
tales como estrellas de neutrones en
rotación, supernovas, agujeros negros supermasivos e,
incluso, el propio eco gravitacional del big bang. Puede
afirmarse, por tanto, que apenas acabamos de asomarnos
por una nueva ventana al Universo a través de la cual
esperamos obtener información que permitirá evaluar la
relatividad general hasta sus últimas consecuencias,
poner a prueba sus aspectos más fundamentales y, sobre
todo, profundizar enormemente en el conocimiento de los
hechos físicos que gobiernan el mundo. |
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Próximamente entrarán en funcionamiento nuevos
detectores en la Tierra de ondas gravitacionales (otro
detector de LIGO en India y el detector japonés KAGRA) y
los detectores ya construidos están siendo actualmente
modernizados para entrar de nuevo en funcionamiento a
finales de 2018. |
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Pero, además, en un futuro
próximo se espera que satélites de tercera generación también se lancen
al espacio para explorar con mayor detalle las ondas
gravitacionales. |
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En este
sentido, destaca LISA
(Laser Interferometer Space Antenna), un proyecto conjunto de la
ESA y de la NASA que prevé construir un
observatorio espacial dedicado a las ondas gravitacionales. El
detector eLISA constará de tres naves espaciales, con
forma de discos de hockey, orbitando a cinco millones de
kilómetros entre sí, formando un triángulo equilátero.
Las tres naves transportarán sistemas ópticos emisores y
detectores que les permitirán rastrearse entre sí y que
actuarán conjuntamente para medir las ondas
gravitaciones que pasen cerca. Cuando las ondas
gravitacionales atraviesen la región del espacio en que
se encuentren las naves, sus distancias relativas
deberán modificarse por la perturbación
espacio-temporal, de la que darán cuenta los
instrumentos (medirán pequeñas variaciones de fase de
los haces láser que las conectan) |
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