LENTE GRAVITATORIA Y ANILLOS DE EINSTEIN


 

La aplicación rigurosa de la teoría de la relatividad general permite obtener una expresión para calcular exactamente el ángulo Θ, que se debería desviar un rayo de luz al pasar a una cierta distancia de una estrella. Este ángulo viene dado, en primera aproximación (y en radianes), por:

 
 

En esta expresión M es la masa de la estrella, c la velocidad de la luz, G la constante de gravitación y b la distancia mínima del rayo al centro de la estrella.

 

 

Para el caso de un rayo de luz que pase muy próximo a la superficie del Sol, el ángulo Θ debería ser aproximadamente de 1,75''. Este valor es suficiente para apreciar perfectamente esta deflexión en la luz que, procedente de una estrella, llegue a la Tierra pasando próxima al Sol, y notar como consecuencia un desplazamiento aparente de la estrella, es decir, observarla en una posición diferente a la que realmente ocupa (figura adjunta).

Sin embargo, las observaciones de este efecto fueron inicialmente difíciles de realizar, porque la luz procedente de estrellas próximas al campo del Sol queda muy ocultada por la propia luz emitida por nuestro astro. Por eso, Einstein propuso que se realizaran observaciones aprovechando eclipses totales del Sol, aunque, incluso, en ese momento, el brillo de la corona solar no permite la observación de luz procedente de estrellas más lejanas que pase a una distancia mínima de dos radios solares.

 

Siguiendo las indicaciones de Einstein, Dyson (1868-1939) y Eddington (1882-1994) organizaron el año 1919 dos expediciones a las islas Sobral (en Brasil) y Príncipe (en el golfo de Guinea), para observar el eclipse del 29 de mayo. Terminadas las observaciones, las expediciones llegaron de vuelta a Inglaterra durante el verano y los astrónomos se pusieron a analizar las fotografías cuidadosamente. Eddington y Dyson presentaron los resultados de sus medidas en noviembre de 1919.

 

Estos resultados mostraron unas pequeñísimas desviaciones de los rayos de luz (de tan sólo media milésima de grado) que estaban en perfecto acuerdo con la predicción de Einstein. Inicialmente la comunidad científica acogió la noticia con cierto escepticismo, mientras la prensa generalista destacaba la gesta de esos audaces astrónomos que habían viajado a dos lugares tan distantes del planeta para probar una teoría que desbancaba a la de Newton. El eclipse resultó ser finalmente un punto de inflexión destacadísimo en el asentamiento de la relatividad general.

 

100 años de un eclipse trascendental (Artículo del Dr. D. Rafael Bachiller (29/05/2019)

 

 

Con posterioridad se han obtenido resultados mucho más precisos observando las frecuencias de radio en lugar de la luz visible. De este modo no es necesario esperar a un eclipse total de Sol, sino que es suficiente que el limbo solar se aproxime a una fuente celeste de ondas de radio.

 

 

Tal como ilustran los dibujos adjuntos, se puede establecer una analogía entre el fenómeno de la deflexión gravitatoria de la luz (figura más a la izquierda) y el fenómeno óptico de la refracción que ocurre cuando la luz viaja desde un medio 1 donde tiene mayor velocidad hasta otro medio 2 donde tiene menor velocidad (figura más a la derecha). Siguiendo esta analogía, el campo gravitatorio creado por una masa esférica sin rotación produciría en la luz un efecto equivalente al de tener a lo largo del espacio un medio con un índice de refracción que varía paulatinamente con la distancia al  centro de esa masa. Por ello, a este fenómeno relativista se le denomina efecto de lente gravitatoria.

 

Aparte del Sol, el efecto de lente gravitatoria no pudo ser observado en otros objetos o concentraciones de masa del Universo hasta finales de la década de 1970-80. Entonces se aplicó por primera vez la idea de estudiar el efecto de lente gravitatoria que algunas galaxias muy pesadas pueden ejercer sobre la luz emitida por cuásares.

 

Los cuásares son objetos celestes lejanos y extremadamente brillantes, que emiten su luminosidad desde un espacio reducido. En consecuencia, una galaxia muy masiva, en el camino entre un cuásar lejano y un observador en la Tierra, debería afectar a la imagen del cuásar y éste podría aparecer, por ejemplo, como doble. Esta idea fue propuesta en los años sesenta por los Barnothy, un matrimonio de exiliados húngaros en Estados Unidos. Inicialmente tuvo poca repercusión en la comunidad científica y sólo algunos físicos hicieron algunos cálculos o aportaron consideraciones teóricas sobre estos fenómenos. Pero, en 1979, Malsh, Carswell y Weyman descubrieron, casi por casualidad, la primera imagen doble producida por una lente gravitacional. Observaban en Arizona radiofuentes que habían sido halladas y catalogadas previamente, en Manchester, por un estudiante, y encontraron que dos objetos muy próximos tenían los mismos desplazamientos por efecto Doppler hacia el rojo. Esto debía significar que se estarían alejando de la Tierra a la misma velocidad y se encontrarían a la misma distancia del observador. La improbabilidad de que dos cuásares estuvieran físicamente tan cerca uno del otro en su proyección sobre la esfera celeste y tuvieran características tan iguales, sugirió la idea de que podría tratarse, en realidad, de dos imágenes de un único cuásar producidas por una galaxia a medio camino entre nosotros y él. Y así fue. Al cabo de veinte meses de intenso trabajo se encontró la galaxia que hace de lente gravitatoria.

 

 

Desde entonces, los astrofísicos se han dedicado con ahínco a la caza de otras galaxias que actúen como lentes gravitatorias de objetos lejanos brillantes, no sólo porque cada vez que se encuentra una se constata esta predicción de la relatividad general, sino también porque su determinación contribuye a mejorar el conocimiento acerca de la estructura de los objetos lejanos y de las galaxias interpuestas. Entre otros hallazgos en este terreno, citamos en primer lugar un cuásar que se observó en el año 1999 (denominado QSO 0957+561), en cuya determinación participaron los científicos españoles Pere Planesas, Jesús Martín Pintado y Luís Colina. En segundo lugar, citamos otra investigación que permitió observar en el año 2001, ¡seis imágenes! de una única galaxia muy lejana, situada a una distancia aproximada de 11.000 millones de años luz de la Tierra. Esta imagen séxtuple se produjo tras pasar la luz emitida por la galaxia lejana, entre un grupo de otras tres galaxias interpuestas a unos 7.000 millones de años luz.

 

Otro fenómeno ligado al efecto de lente gravitatoria es el anillo de Einstein, que consiste en una deformación de la luz procedente de una fuente lumínica lejana en forma de aro luminoso por la desviación gravitacional que produce sobre esa luz una galaxia o un agujero negro que actúa como lente gravitatoria. Para que se produzca este efecto, la fuente, la lente y el observador tienen que estar perfectamente alineados. Einstein consideraba que se trataba de un fenómeno muy sutil y dudaba que pudiese llegar un día en que se observarse, por lo que lo consideró una curiosidad más que una herramienta de trabajo.

 

 

Sin embargo, gracias al progreso de la observación astronómica, que no pudo ser anticipada por Einstein, hoy se conocen centenares de lentes gravitacionales, muchas de las cuales tienen la forma bien circular, aunque casi siempre incompleta, de los anillos de Einstein. Además, cuando hay varios objetos en la misma línea de mirada, se producen arcos múltiples, más o menos centrados sobre la lente dependiendo del alineamiento relativo. Muchos de estos anillos de Einstein se detectan bien mediante observaciones en radioastronomía.

A modo de ejemplo, la fotografía adjunta recopila las imágenes de varios anillos de Einstein observados por el telescopio espacial Hubble (NASA. ESA. A Bolton G SLACS team)

 

Vamos a comentar brevemente dos de estos descubrimientos.

 

En primer lugar, nos referimos a la galaxia rojiza y muy luminosa (LRG 3-757), situada en el centro de la imagen adjunta, que fue obtenida por el telescopio Hubble a finales de 2011. Esta galaxia está situada a unos 4.6 millones de años-luz y actúa como una lente gravitacional que amplifica y distorsiona la imagen de otra galaxia azul, situada a unos 10.9 miles de millones de años-luz. El buen alineamiento de las dos galaxias hace que la luz de la más lejana (azul) forme una especie de "herradura cósmica" en torno a la más cercana (roja).  La galaxia lejana, LGR 3-757, había sido detectada primeramente en el Survey Digital de Sloan por un equipo internacional de astrónomos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).

Un asombroso anillo de Einstein (Artículo del Dr. D. Rafael Bachiller (12/01/2012)

 

 

 

En segundo lugar, podemos fijarnos en esta fotografía, que obtuvo en 2015 el radiotelescopio ALMA, y muestra uno de los casos más perfectos y espectaculares de anillo completo de Einstein. En este caso, la galaxia azulada en el centro de la imagen se encuentra a 4 mil millones de años-luz y actúa como una lente gravitacional que amplifica y distorsiona la imagen de otra galaxia rojiza (SDP.81), está situada a unos 12 mil millones de años-luz de distancia. La joven galaxia SDP.81 contiene grandes cantidades de polvo, gas molecular e intensa formación estelar. Su intensa emisión en ondas sub-milimétricas propició que fuese descubierta por el Observatorio Espacial de Infrarrojos Herschel de la ESA e hizo que posteriormente pudiera ser detectada fácilmente por ALMA.

Un sensacional anillo de Einstein captado por ALMA Artículo del Dr. D. Rafael Bachiller (07/04/2015)

 

Diremos para terminar este apartado que estos hallazgos, además de confirmar reiteradamente predicciones de la relatividad general, permiten estudiar galaxias (y otros objetos brillantes) muy alejadas. Esto contribuye de forma importante al conocimiento de aspectos del Universo, cuando éste tenía apenas 3.000 millones de años de edad (su edad actual es de 13,7 miles de millones de años).