LA LUZ Y LA EXPANSIÓN DEL UNIVERSO


 

El efecto Doppler  jugó un papel destacado en la formulación en 1929 de la teoría del Big Bang y la expansión del Universo. Esto fue así porque la luz procedente otras galaxias que se recibe en observatorios astronómicos tiene una frecuencia menor (longitud de onda mayor) que la emitida. Se dice que está desplazada hacia el rojo, aunque esta expresión puede resultar confusa ya que, en el caso de longitudes de onda mayores que el rojo (infrarrojo, microondas y ondas de radio), los llamados "desplazamientos hacia el rojo" se alejan de la longitud de onda del rojo.

 

En la figura de la derecha se compara el espectro de luz que nos llega de una galaxia (observado) con el espectro que se tendría si dicha galaxia estuviera en reposo relativo con respecto a nosotros (esperado). El hecho de que las líneas de todos estos espectros "galácticos" estén desplazadas hacia el rojo, hizo plantear al astrónomo estadounidense  Hubble (1889-1953) en 1929 que ello se debe al efecto Doppler y lo interpretó como una evidencia de que dichas galaxias se están alejando de nosotros. Aplicó la ley del efecto Doppler a estos espectros y comprobó que la velocidad de alejamiento de las galaxias es mayor cuanto más distantes estén de nosotros, lo que resulta coherente con la concepción de un Universo en expansión.

 

 

 

Dos años antes el astrofísico belga Lamaitre (1894-1966) había llegado a la misma conclusión, basándose en la solución dinámica de las ecuaciones de Einstein que había obtenido el físico, astrónomo y matemático holandés Willem de Sitter (1872-1924) y en los datos astronómicos de Slipher (1875-1969) y del propio Hubble. Esta aportación de Lamaitre fue anterior a la de Hubble y su conocimiento trajo un debate en la comunidad científica sobre el papel que hubiera podido jugar Hubble en una hipotética censura del trabajo de Lamaitre.

El mayor descubrimiento astronómico del siglo XX, ¿atribuido al científico equivocado? (ABC 11-11-2011)

"El astrónomo Hubble, libre de toda sospecha" El país 16-11-2011)

 

Otra aportación muy relevante del estudio de la luz al modelo de evolución de Universo, de candente actualidad, se refiere a los intentos de observar las huellas que debieron dejar en la radiación de fondo (resto de la luz emitida en el periodo inicial de formación del Universo) las ondas gravitacionales generadas en los primeros instantes del Universo. La existencia de tal radiación había sido predicha, entre otros, por Dicke (1916-1997), quien planteó en los años 60 que si pudiésemos observar objetos con grandes desplazamientos hacia el rojo (por tanto, situados a grandes distancias) podríamos observar el Universo tal y como era poco después del Big Bang.

 

Mientras tanto, los físicos estadounidenses Penzias (1933-  ) y Wilson (1936-   ) habían construido una extraña antena (una especie de gran bocina receptora) para observar posibles microondas provenientes del halo de la Vía Láctea, y, en 1965, detectaron una radiación misteriosa que no parecía tener relación con nuestra Galaxia. Esa radiación se observaba en todas las direcciones del cielo y permanecía a lo largo de todo el año. Era sumamente uniforme y correspondía a una temperatura de tan sólo unos 3 Kelvin. Penzias y Wilson concluyeron que necesariamente era de origen cósmico. Penzias mencionó este descubrimiento al físico Bernie Burke que, casualmente, estaba al tanto de los trabajos de Dicke. Penzias y Wilson se entrevistaron enseguida con Dicke y fueron conscientes de que habían detectado la radiación que, poco después del Big Bang, llenaba el Universo.

 

 

Arno Penzias y Robert Wilson

 

 

Alan Guth

 

Por otra parte, en los mismos años setenta, Guth  (1947-  ) elaboró la primera formulación de la teoría de un Universo inflacionario, según la cual, con el Big Bang se debió producir un proceso de inflación o expansión acelerada del Universo durante unas fracciones infinitesimales de segundo (lo llamó "el Bang del Big Bang"). Dicho proceso inflacionario habría generado fluctuaciones cuánticas que, tras ser estiradas por la expansión del Universo, deben producir dos tipos de perturbaciones en el espacio-tiempo: ondas de densidad y ondas gravitacionales. Las ondas de densidad fueron observadas inicialmente por el satélite COBE, en 1992, y más tarde por los WMAP y Planck y sus propiedades están perfectamente de acuerdo con las predicciones de la teoría de inflación. Por su parte, las ondas gravitacionales constituían una de las predicciones más buscadas de la teoría y en marzo de 2014 un grupo de investigación anunció en la prensa la posible confirmación de su existencia.

 
Tras la huella del universo inicial (El país, 19/03/2014)
 

Dicho anuncio se basó en que las ondas gravitacionales producidas en "el Bang del Big Bang" han de generar un patrón característico en la orientación de la polarización de la radiación cósmica de fondo. Como dicha radiación está muy débilmente polarizada, la señal que se buscaba es muy pequeña y, en consecuencia, muy difícil de detectar. En este caso, se partió de datos recogidos por un telescopio terrestre (BICEP-2, instalado en el Polo Sur), tras observar una región del firmamento en una única frecuencia en la banda de las microondas. La afirmación de que se habría podido detectar la señal buscada se basaba en la asunción de que las emisiones polarizadas en primer plano son prácticamente despreciables en esta región del espectro electromagnético.

 

 

Detectadas las ondas del primer instante  del  universo (El país, 17/03/2014)

Una nueva ventana al Universo (Juan García Bellido, en El país, 19/03/2014)

 

En seguida, la interpretación de estos datos fue motivo de encendido debate en la comunidad científica. La señal primordial de la radiación cósmica realmente se oculta detrás de la radiación de fondo de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y el primer análisis de los datos obtenidos por el telescopio BICEP-2 no permitía afirmar con absoluta certeza que se hubiera sustraído debidamente el efecto del polvo de nuestra Galaxia.

 

Sombras de duda sobre las nuevas huellas del universo primitivo (El país, 27/05/2014)

 

 

En esta situación, se esperaba que el análisis de los datos que obtuvo el telescopio espacial europeo Planck, gracias a sus medidas de gran precisión, sirviera para aislar la polarización de la señal, y, quizá, pudiera dar una respuesta definitiva. Y, se realizó un análisis minucioso de la combinación de datos del Bicep-2 con los del telescopio PlancK [La imagen adjunta (Fuente: ESA/Planck Collaboration) corresponde a un fragmento del cielo observado por el telescopio Bicep-2 tal y como lo ha visto el telescopio espacial europeo "Planck"], que ha llevado finalmente a la conclusión de que no se podían dar por encontradas, a partir de estos estudios, las ondas gravitacionales primigenias.

Adiós a las ondas del principio del universo  (El país, 02/02/2015)

 

En un futuro próximo también se espera que satélites de tercera generación se lancen al espacio para explorar con mayor detalle las ondas gravitacionales producidas en los primeros instantes del Universo.

 

Por otra parte, el observatorio Planck publicó en mayo de 2014 una imagen nueva sobre la estructura del campo magnético de la Vía Láctea, confeccionada a partir de las primeras observaciones a cielo completo de la luz polarizada emitida por el polvo interestelar de nuestra Galaxia.

Planck registra la huella magnética de nuestra Galaxia (ESA, España, 06/05/2014)

 


 

1965. El descubrimiento de la luz más antigua del Cosmos. Artículo del Dr. D. Rafael Bachiller (Director del Observatorio astronómico Nacional), publicado en elmundo.es el 04 de noviembre de 2015


 

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