COLORES PRODUCIDOS POR BIOLUMINISCENCIA Y POR QUIMIOLUMINISCENCIA


 

Toda emisión de luz por parte de un material que no se deba a un aumento de temperatura (es decir, que no sea incandescencia) se denomina luminiscencia, pudiendo distinguir diferentes tipos dependiendo que cuál sea la fuente de excitación de los átomos o de las moléculas, etc., cuya des-excitación posterior produce la emisión de la luz. Cuando se forman productos excitados en una reacción química, el proceso de emisión de luz posterior que genera la des-excitación de esos productos se denomina quimioluminiscencia y si la reacción química se produce en un ser vivo se llama bioluminiscencia.
 

En el diagrama adjunto se muestran de manera muy simplificada los procesos que dan lugar a la bioluminiscencia. La luciferina (una proteína que existe en unas células especializadas, llamadas fotocitos) reacciona con oxigeno, en presencia de luciferasa (una enzima que actúa como catalizador en la reacción, es decir, la propicia y la acelera, pero no participa en ella). Se obtienen: agua y oxiluciferina en un estado de energía excitado. Posteriormente, la oxiluciferina se relaja hacia a un estado de menor energía emitiendo la luz.

 

 

En realidad, el proceso que da lugar a la emisión de luz bioluminiscente es bastante más complejo de lo que muestra el esquema anterior simplificado. De hecho, existen muchos tipos de sistemas luciferina-luciferasa, en la reacción pueden intervenir otros catalizadores y la luciferina oxidada sigue un camino algo complejo hasta emitirse la luz: En primera instancia pasa por lo que se denomina un estado de transición (en una reacción química elemental un estado de transición es una configuración particular que se define como el estado que corresponde al máximo de energía a lo largo de la misma), después puede pasar por muchas etapas intermedias hasta un sustrato P* (excitado y activo eléctricamente). Finalmente, este sustrato P* se descompone muy rápidamente (habitualmente en unos pocos nanosegundos) en su sustrato base P y emite los fotones.

 

   

 

La bioluminiscencia es más abundante en la fauna marina que en la terrestre. Varios peces, moluscos, calamares, medusas, corales y otros seres microscópicos subacuáticos producen luz utilizando este mecanismo. Esta luz suele ser de color azul y su fuente son bacterias que viven dentro de dichos seres o células especializadas en cuyo interior ocurre la reacción bioluminiscente.

 

La reacción de oxidación de la luciferina, que inicia la cadena de procesos que da lugar a la bioluminiscencia, se puede activar por diversas causas. En algunos animales, puede ocurrir como respuesta al estrés que tienen cuando sufren un ataque y la luz emitida actúa como defensa para asustar al depredador. Otros animales, en cambio, aprovechan la emisión de luz para atraer a una presa. Por ejemplo, algunos peces abren la boca en un ambiente muy oscuro como es el abisal y al hacerlo generan la luz atrayendo a otros peces más pequeños que les sirven de alimento. En el caso del fitoplancton, en cambio, el proceso se genera por la agitación. Cuando se ve luz en las olas es la misma agitación que provocan los movimientos del agua, lo que propicia la reacción bioluminiscente.

 

Entre los animales terrestres, probablemente el caso más conocido de bioluminiscencia sean las luciérnagas. Estos insectos no se calientan en el proceso, sino que toda la energía química que se pone en juego la convierten en luz. Por tanto, tienen una eficiencia máxima cuando emiten esa luz, que suele ser amarilla o amarillo-verdosa (entre 510 y 660 nm). En este caso, el propósito del fenómeno es la reproducción o propagación de la especie, ya que las señales luminosas les sirven a las luciérnagas para comunicarse y atraer a sus parejas.

 

 

 

En cuanto al tipo de estructura atómico-molecular que propicia la bioluminiscencia, de manera bastante general el color producido en las moléculas orgánicas suele deberse a enlaces conjugados, es decir, enlaces que se alternan entre simples y dobles, como, por ejemplo, los existentes en la molécula de luciferina de las luciérnagas, que se muestra en la imagen adjunta. Esta alternancia entre enlaces simples y dobles, da lugar a posibles saltos de energía que implican absorción y reemisión de luz bioluminiscente.

 

El desarrollo científico-tecnológico se ha inspirado en la naturaleza para explotar el hecho bioluminiscente y también para fabricar quimioluminiscencia artificial. Por ejemplo, sabiendo que la bacteria marina "Vibrio fischeri" varía su nivel de emisión de luz en presencia de contaminantes, se producen tests biotecnológicos que utilizan esta bacteria para medir la presencia de hidrocarburos en el agua. 

 

Otra aplicación, en este caso de la quimioluminiscencia, son las barritas de "luz química". En una pequeña cápsula de cristal dentro de cada barrita se tiene peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), rodeado de otro líquido, que está formado por un éster de fenil oxalato mezclado con tinte del color deseado. Todo ello está envuelto por un plástico resistente pero flexible. Cuando se dobla la barrita, la cápsula se rompe y todos los componentes se mezclan dando lugar a una reacción química que genera una luz brillante e intensa.

 


 

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