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PROPAGACIÓN DE LA LUZ EN MEDIOS NO VACÍOS: TRANSPARENCIA Y OPACIDAD |
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Una
imagen nemotécnica sugerente para interpretar la propagación de la luz en
un medio no vacío es la de una "carrera de relevos"
en la que los relevistas serían los fotones, constituyentes
de dicha luz. Cada fotón viaja a la velocidad c por el vacío existente
entre una partícula que lo emitió y otra partícula otra
que lo va a absorber. Cuando se produce esa absorción el
fotón desaparece y la partícula salta a un estado
excitado (de mayor energía). Posteriormente, esa
partícula puede "relajarse" emitiendo un nuevo fotón que "prosigue la
carrera".
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Los
dibujos adjuntos resumen
esta metáfora: 1: Un fotón viaja a la velocidad c por el
vacío existente entre una partícula que lo emitió y otra
partícula otra que lo va a absorber. 2: Como resultado
de esa absorción el fotón desaparece y la partícula
salta a un estado excitado (de mayor energía). 3:
Posteriormente, esa partícula puede "relajarse",
emitiendo un nuevo fotón que "prosigue la carrera". |
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Esta
descripción ayuda a entender por qué la luz tiene una velocidad
inferior a c en los medios materiales. Aunque en
cualquier medio los
fotones viajan a la velocidad c entre partícula y
partícula, la luz globalmente avanza por ese medio
material a una velocidad inferior, porque "en cada
relevo" (en cada interacción fotón-materia), se
consume tiempo. Cuantas más interacciones se produzcan
más tiempo se consumirá entre todas ellas y menor será
la velocidad de la luz en ese medio (mayor el índice de refracción, n,
del mismo). |
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Para
completar esta descripción es muy importante tener en cuenta que,
a medida que la luz avanza y va interaccionando con
algunas partículas del medio, los procesos de
des-excitación de esas partículas implican re-emisiones de
los nuevos fotones en todas las direcciones. Esto no significa que cuando se considera el fenómeno
global todas las direcciones tengan la misma
probabilidad de indicar el "camino que sigue la luz".
Al contrario, existe, para cada proceso, un camino más
probable, que predice la física cuántica y que coincide
con lo que indican las leyes ordinarias de la óptica,
como, por ejemplo, la ley de la reflexión, la ley de la
refracción, etc. |
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Esta descripción fotónica de la propagación de la luz en
medios materiales ayuda a entender también por qué
podemos "ver rayos luminosos" bajo determinadas
condiciones, como, por ejemplo, el rayo de luz
láser roja en la fotografía adjunta (tomada por
alumnos de Bachillerato en el IES "Leonardo da
Vinci" de Alicante) dentro del recipiente. Dicho
recipiente contenía agua en la que se había
disuelto unas gotitas de leche, para propiciar
la producción de muchas interacciones entre los
fotones y las moléculas de la leche disuelta.
Como esas moléculas de leche reemiten luz roja
en todas las direcciones (incluyendo las que se
dirigen hacia nuestros ojos) podemos "ver el rayo de
luz" dentro del recipiente, pero no fuera (antes
y después) porque ahí (en el aire) apenas se
producen interacciones entre los fotones y las
(escasas) partículas del aire. |
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Con estos
conceptos se puede explicar también la transparencia u
opacidad de los materiales. La transparencia de un material
en un determinado rango de frecuencias ocurre cuando la energía
de los fotones es significativamente diferente a la de cualquier
posible salto energético en ese material. Entonces casi ninguno
de los fotones que componen esa luz interacciona con
partículas del mismo, y dicha luz atraviesa “de lado
a lado” el material. En sentido contrario, la opacidad de un material en
un determinado rango de frecuencias ocurre cuando una mayoría de
los fotones son absorbidos (con lo que su energía se convierte
en energía interna del material, que se calienta) y,
entre los que son reemitidos, la mayoría viajan en sentido
opuesto o diferente al que tienen cuando inciden, lo que
globalmente implica que esa luz no puede atravesar el material. |
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Puesto que la
capacidad de las partículas del medio para absorber y reemitir
fotones depende de que la energía de cada uno de esos fotones
sea del orden de magnitud de alguno de los saltos de energía
permitidos por las partículas de dicho medio, en
general los materiales resultan ser transparentes para algunas
frecuencias de la luz y opacos para otras. Por ejemplo, el
vidrio de una ventana ordinaria es bastante transparente a la
luz blanca y, a la vez, bastante opaco a la luz ultravioleta (UV).
Por eso vemos lo que hay al otro lado de una ventana, pero no
nos ponemos morenos tomando el sol a través de ella. |
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Hemos
dicho que el vidrio es bastante transparente para la luz
blanca. No lo es totalmente, porque siempre hay una
parte de la energía de esa luz blanca que interacciona
con él. Lo podemos comprobar fijándonos
en vidrios muy gruesos o, también, apilando varias capas
de ellos más delgados. A medida que aumenta el grosor,
la luz que se transmite al otro lado va cambiando de
blanca a verde (que corresponde a la luz menos absorbida
por el vidrio), de verde a verde más y más oscuro y,
finalmente, sería negro (si no se transmitiera nada). Esta
es la razón por la
que vemos los bordes de los vidrios de
color
verdoso o
azulado, como
se observa en la fotografía adjunta. Al mirar hacia el
borde, llega a nuestros ojos luz que ha tenido que
atravesar longitudinalmente todo el vidrio. |
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Por otra parte,
cuando la luz solar incide sobre una ventana, el
vidrio se
calienta un poco por este motivo, y mucho más porque, además de
algo de luz blanca, el vidrio absorbe muy eficientemente luz UV,
incrementándose su energía interna. |
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