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EL GRAVITÓN Y LAS ONDAS GRAVITACIONALES |
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Como
hemos visto, el concepto de campo gravitatorio trajo un gran avance
al estudio de la Gravitación al sustituir una
interpretación de la fuerza gravitatoria entre dos
cuerpos como una acción "a distancia", por otra donde se atribuye al
campo creado por uno de ellos el mecanismo de la
interacción. Posteriormente a este
avance, se desarrolló la Mecánica Cuántica, y en el
marco de la misma se ha generado una nueva
interpretación de las interacciones. |
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La
concepción actual considera que
toda interacción se debe
al intercambio de partículas mediadoras que
portan el campo de fuerza
correspondiente.
La partícula
elemental mediadora se concibe como un tipo de excitación de un campo (de acuerdo con
la dualidad
onda-partícula), entendiendo que es el cuanto del campo
lo que se
transmite en una interacción y es
intercambiado entre los objetos que se ejercen fuerza. |
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De acuerdo con
estos conceptos, la interacción gravitatoria se debería asociar
al intercambio de partículas mediadoras, llamadas gravitones, y el campo gravitatorio
debería viajar por el espacio en forma de ondas
gravitacionales (Del mismo modo que las cargas aceleradas
emiten ondas electromagnéticas, las masas aceleradas
han de emitir ondas gravitacionales). Esta
interpretación de las interacciones se aplica con éxito a la
fuerza electromagnética (intercambio de fotones), a la
interacción débil (mediación de otras partículas llamadas bosones
W y Z) y a la interacción fuerte (intercambio de gluones).
Sin embargo, existen problemas asociados a la forma en que opera
la gravedad, que, de momento, impiden desarrollar exitosamente
una teoría cuántica gravitatoria simple. |
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Uno de estos problemas
se debe a la forma como se debería comportar el
gravitón, en comparación a como lo hace, por ejemplo, el fotón
en la interacción eléctrica. En las interacciones
eléctricas, los fotones no actúan
directamente entre ellos, sino sólo con las partículas cargadas
que se atraen o se repelen. En cambio, la gravedad no funciona de
una manera tan simple, porque que
los gravitones sí podrían interactuar entre ellos. Los hechos
experimentales demuestran que la gravedad se crea por cualquier
forma de energía (la masa es una forma particularmente condensada de
energía, según la relación establecida por la ecuación de Einstein,
Eo = mc2) y esto complica enormemente la interpretación
teórica de las interacciones gravitatorias. |
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Además, la detección del
experimental del gravitón es una tarea muy
problemática. Esta partícula
muy probablemente no
tiene masa, y si la tuviera sería
casi insignificante. La
mayoría de los
físicos apuestan por un alcance infinito de la fuerza
gravitatoria y, en coherencia con ello, por una masa nula del gravitón (igual que sucede con el fotón).
Pero, incluso si no fuera así, los
cálculos a partir del alcance medido de la interacción
gravitatoria darían un máximo posible de masa al gravitón de unos
10-69 kg (cien billones de cuatrillones de
veces más ligero que un electrón).
En cualquier caso,
el gravitón porta muy poca
energía, y esto hace muy difícil su detección por los débiles
efectos que puede ocasionar.
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Sí se han producido, en cambio,
grandes avances en la detección de
ondas
gravitacionales. Durante bastantes años, la existencia de
dichas ondas solamente su pudo probar experimentalmente de forma
indirecta, hasta que en febrero de 2016 se ha logrado el hito de
de detectarlas directamente. |
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Joseph H. Taylor |
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El
experimento pionero que mostró de forma indirecta las
ondas gravitacionales lo realizaron
Taylor (1941- ) y su alumno de tesis Hulse
en 1974. Buscaban
púlsares
en nuestra Galaxia, para estudiar aspectos de la evolución
estelar y de la evolución galáctica, y se fijaron
especialmente en uno, binario, que les llamó la atención
por ser un sistema estelar doble, uno de cuyos cuerpos
no emite radio-señales. Una vez medidas las pulsaciones y
el movimiento del pulsar, comprobaron una disminución de
su período orbital y lo interpretaron como una
indicación de la existencia de ondas gravitacionales
emitidas entre ellos (los componentes de un sistema
binario siguen trayectorias curvas, por tanto,
aceleradas). Por
este trabajo se les concedió en 1993 el Premio Nobel de Física. |
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"Probamos
la existencia de ondas gravitacionales"
(,Entrevista a J.H. Taylor en
Barcelona, El Pais 21/12/2005) |
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Desde entonces se han descubierto unos 50
púlsares semejantes, pero el encontrado por Taylor y Hulse sigue
siendo el mejor para hacer mediciones relativistas. Una de las
razones es que hace falta mucho tiempo de observación
para acumular los datos necesarios para detectar el efecto
relativista y la mayoría de los pulsares se han descubierto
recientemente. |
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En 2012,
se obtuvieron en el Gran Telescopio Canarias resultados experimentales
análogos, referidos ahora a un sistema binario de enanas
blancas (las enanas blancas son remanentes de estrellas
como el Sol que ya han agotado su combustible nuclear).
Dichos resultados confirmaron que las dos estrellas,
probablemente a causa las ondas gravitacionales que
emiten, orbitan cada vez más rápido y se están acercando
entre sí.
Las ondas gravitacionales de dos enanas blancas avalan
las teorías de Einstein
(Abc.es, EFE,
29/08/2012) |
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Mencionados
estos experimentos que mostraron indirecta las ondas
gravitacionales, nos referimos al gran hito que se ha alcanzado
en el experimento LIGO (Observatorio de interferometría láser de
ondas gravitacionales), en el que finalmente se ha logrado el
hito de detectarlas directamente. |
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LIGO es
el instrumento óptico de precisión más grande del mundo,
que comenzó en 1984 de la mano de Kip Thorne, titular de
la cátedra Feynman del Instituto Tecnológico de
California (Caltech), y de Reiner Weiss, catedrático de
física en el Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT). Consta de dos detectores separados por 3000km,
uno en Luisiana y otro en el estado de Washington..
Ambos están compuestos por dos haces de luz láser, cuya
longitud exacta de 4 km sería modificada por una
onda gravitacional. El instrumento es capaz de detectar
una variación equivalente a la diezmilésima parte del
diámetro de un núcleo atómico, lo que supone la medida
más precisa hecha nunca por un instrumento científico.
“Hemos
visto una tormenta en la que se podría viajar en el
tiempo”
(Entrevista a Kip Thorne) |
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El experimento
LIGO, para la detección de ondas gravitacionales, realiza
simulaciones con superordenadores que reproducen, aplicando las
leyes de la relatividad, todos los fenómenos que podrían
producir dichas ondas: parejas de estrellas de neutrones,
supernovas, agujeros negros, etc. Estas simulaciones se comparan
con frecuencia de la señal real que capta el LIGO y así se sabe
cuál es la fuente de las ondas. |
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Las ondas gravitacionales se detectaron en
septiembre de 2015 y los resultados se han dado
a conocer en febrero de 2016. Se produjeron por
la fusión de dos agujeros negros, de 36 y 29
masas solares, en uno sólo de 62 masas solares.
La diferencia (3 masas solares) se
convirtió en una oleada de energía y se calcula
que entre perturbaciones gravitatorias (como las
ondas gravitatorias detectadas) y radiación
electromagnética, el violento proceso desprendió
tanta energía como emite nuestro Sol en 15
billones de años. |
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Descubierta la primera señal de
ondas gravitacionales
(El pais, 11/02/2016) |
Observation of Gravitational Waves
from a Binary Black Hole Merger
(Physical
Review Letters, 2016) |
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En un futuro
próximo se espera que satélites de tercera generación se lancen
al espacio para explorar con mayor detalle las ondas
gravitacionales. En este sentido, destaca el proyecto espacial
NGO (New Gravitational wave Observatory, antes llamado LISA,
Laser Interferometer Space Antenna), que la Agencia Espacial
Europea (ESA) está considerando con el fin de construir un
observatorio espacial dedicado a las ondas gravitacionales que
podría estar operativo más allá del año 2020. En uno de sus
diseños preliminares, el NGO prevé utilizar tres naves
espaciales idénticas, ubicadas en los vértices de un triángulo
equilátero de cinco millones de kilómetros de lado. |
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El
centro de dicho triángulo trazará una órbita
heliocéntrica en el plano de la eclíptica a una
distancia del Sol de una unidad astronómica y 20º por
detrás de la órbita terrestre. Esta separación angular
con la Tierra es suficientemente grande para que el
campo gravitatorio del sistema Tierra-Luna no interfiera
en los experimentos y suficientemente pequeña para
garantizar una buena comunicación entre la estación espacial
y la Tierra. |
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Las tres
naves transportarán sistemas ópticos emisores y
detectores que les permitirán rastrearse entre sí y
que actuarán conjuntamente para medir las ondas
gravitaciones que pasen cerca. Cuando las ondas
gravitacionales atraviesen la región del espacio en que
se encuentren las naves, sus distancias relativas
deberán modificarse por una perturbación
espacio-temporal, de la que darán cuenta los
instrumentos (medirán pequeñas variaciones de fase de
los haces láser que las conectan).
Científicos de Barcelona y Baleares participarán en
rediseño del observatorio espacial LISA
(Elmundo.es, EFE, 18/05/2011) |
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El altísimo
interés científico en la detección de LAS ondas
gravitacionales está más que justificado. Cuando el desarrollo
de la tecnología lo permita se abrirá una nueva ventana por la
que asomarnos al conocimiento del mundo físico y presumiblemente
permitirá explorar fenómenos que son inaccesibles a través de
otras vías de acceso consolidadas, como es la del espectro
electromagnético.
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