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EXPLICACIÓN DEL MAGNETISMO NATURAL II. Dominios magnéticos |
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Otro hecho del magnetismo
natural pendiente de justificar es el proceso que hace que
los metales ferromagnéticos, como el hierro, el cobalto y el
níquel, se conviertan en imanes, cuando interaccionan con un
imán
permanente. |
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En relación con este hecho,
en 1907
Pierre Weiss (1865-1940)
planteó que la estructura interna
de estos metales debía estar formada por zonas ya imantadas a
las que se llamó dominios magnéticos.
Posteriormente, se ha comprobado la veracidad de este hecho: los
dominios magnéticos son pequeñas regiones de volumen del
material ferromagnético en cuyo interior todos los dipolos debidos a los
espines desapareados se encuentran alineados en la misma
dirección. Cada dominio es, por tanto, un pequeño imán
permanente, pero en una pieza no magnetizada los dominios se
encuentran orientados al azar, por lo que sus efectos se
cancelan y no existe magnetización neta medible en el
exterior del material. |
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Ahora bien, cuando a
estos materiales se
les aplica un campo magnético
externo, sus dominios,
se orientan en la dirección de ese campo magnético
aplicado. Entonces sus campos magnéticos se refuerzan y
producen un campo magnético global que a su vez refuerza
al campo magnético externo. |
Representación de un trozo de hierro no imantado |
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Representación del trozo de hierro imantado |
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Cuando cesa el
campo magnético impulsor el material ferromagnético tiende a
volver a su configuración anterior, perdiendo su magnetización,
aunque, en general, no la pierde completamente. La cantidad de
magnetización que retiene se llama remanencia y la magnitud del
campo magnético externo de sentido inverso que se requiere para
desmagnetizarlo se llama coercitividad. |
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De acuerdo con
esto, los imanes permanentes
mantienen
la misma orientación en sus dominios magnéticos durante mucho
tiempo o casi indefinidamente
(mientras no se les aplique un campo magnético
exterior de suficiente intensidad). Así le ocurre a la magnetita,
el primer material magnético que conoció el ser humano ya hace
miles de años, y también se comportan así algunas aleaciones
artificiales, diseñadas para retener la magnetización impuesta. |
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Estas aleaciones se dividen
fundamentalmente en dos grupos: álnicos (aluminio, níquel y
cobalto, aunque también puede contener hierro cobre y,
eventualmente, titanio), que son ampliamente utilizados en
aplicaciones industriales y de consumo donde se necesitan
fuertes imanes permanentes (en los motores eléctricos, las
pastillas de guitarra eléctrica, micrófonos, sensores,
altavoces, los imanes de herradura, etc.); y cúnicos (cobre,
níquel y cobalto), que tienen el mismo coeficiente de dilatación
lineal que algunos tipos de vidrio, y por ello se utilizan para
el sellado de uniones vidrio-metal, como los conectores
metálicos externos de bombillas y válvulas termoiónicas
compuestas de materiales ferromagnéticos. |
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Una propiedad importante de los imanes es el hecho de que
la estructura magnética de su
superficie es diferente de la que tienen en el
interior. Hay que tener en cuenta que los átomos de
la superficie del material están en contacto con el medio
exterior (por ejemplo, el aire) y su interacción con dicho medio
condiciona sus propiedades magnéticas. Esta diferencia puede ser
irrelevante en términos globales, porque la capa
superficial afectada es insignificante en comparación con el
volumen interior (en un cm3 se puede estimar un orden
de magnitud de 107 átomos de volumen por cada átomo
de superficie), pero sí es muy importante en la escala nanométrica, en la que se basan muchas aplicaciones actuales
(por ejemplo, en un nanómetro cúbico de oro, por cada dos átomos
de superficie hay solamente 5 átomos de volumen). |
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La investigación de estas
estructuras magnéticas de superficie está de plena actualidad y
requiere utilizar tecnología punta, como, por ejemplo,
"iluminar" con fotoelectrones a los átomos de la superficie y
sólo a éstos. Para ello, hay que aplicar a dichos electrones
energías importantes (como las que puede conseguir, por ejemplo,
un sincrotón) y ellos deben incidir sobre la superficie a
estudiar en una dirección rasante, para no penetrar en el
interior del material. |
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En febrero
de 2015 se acaba de publicar un trabajo realizado por
científicos del CSIC y del
sincrotón ALBA de
Barcelona, que han empleado el único microscopio de
fotoelectrones de España, para fotografiar y medir las
propiedades magnéticas en la superficie de la magnetita.
Esta investigación ha mostrado que la distribución
del momento magnético de los átomos que se encuentran en
la superficie no se corresponde con la que
tienen los átomos del interior. Se espera que esta
información sea aprovechada para crear dispositivos que
permitan manipular el espín del electrón para el
almacenamiento y la manipulación de información.
Investigadores determinan el
momento magnético de la superficie de la magnetita
(CSIC, Nota de prensa) |
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Imagen de
superficie de la magnetita adquirida con
electrones (izquierda) y de sus dominios
magnéticos iluminando con rayos-X (derecha).
(Foto: CSIC). |
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