EXPERIENCIA DE OERSTED


 

La analogía entre el magnetismo y la electricidad promovió la búsqueda de relaciones entre ellos que pudiera explicar sus características comunes. Sin embargo, los primeros intentos para investigar una posible relación entre cargas eléctricas e imanes resultaron infructuosos: Mostraron que al poner objetos cargados en presencia de imanes, la única fuerza que se ejerce entre ellos es una fuerza de atracción global, como la existente entre cualquier objeto cargado y otro neutro (en este caso, el imán). Es decir, un imán y un objeto cargado se atraen, pero no se orientan, lo que indica que no tiene lugar una interacción magnética entre ellos.

 
 

Oersted (1777-1851), realizó por primera vez un experimento que mostró la existencia de una relación entre la electricidad y el magnetismo. En 1813 había predicho esa relación, y en 1820, mientras preparaba su clase de física en la Universidad de Copenhague, comprobó que al mover  una brújula cerca de un cable que conducía corriente eléctrica, la aguja tendía a orientarse para quedar en una posición perpendicular a la dirección del cable.

 

 

 

La diferencia fundamental de la experiencia de Oersted con intentos anteriores que habían dado resultado negativo es el hecho de que en el experimento de la espira y la corriente las cargas que interaccionan con el imán están en movimiento. Teniendo  en cuenta este hecho Ampere (1775-1836), poco después de conocer el resultado del experimento de Oesterd, planteó formalmente que toda corriente eléctrica produce un campo magnético. El propio Ampere utilizó este concepto para anticipar una explicación del magnetismo natural y formalizó estos desarrollos en términos matemáticos.

 

El hallazgo de que toda corriente eléctrica produce un campo magnético abrió abundantes vías de investigación acerca del magnetismo y su relación con la electricidad. Entre los caminos abiertos que produjeron desarrollos muy fructíferos mencionamos el abordaje de los siguientes problemas:

 

1) La determinación cuantitativa del campo magnético producido por diferentes tipos de corrientes eléctricas. Respondía a la necesidad de producir campos magnéticos de una intensidad y una disposición de sus líneas de fuera controlables, mejorando las prestaciones de los imanes naturales.

 

2) El aprovechamiento de las fuerzas existentes entre corrientes eléctricas e imanes. Permitió construir motores eléctricos, instrumentos para medir la intensidad de corriente y otras aplicaciones (por ejemplo, la balanza electrónica).

 

3) La explicación del magnetismo natural. Basada en el conocimiento acumulado de la estructura interna de la materia y en el hecho de que toda corriente genera en sus proximidades un campo magnético.

 

4) El efecto recíproco al mostrado por la experiencia de Oersted, es decir, la obtención de corriente eléctrica a partir de un campo magnético. Abrió el camino a la obtención industrial de corriente eléctrica y a su aprovechamiento por la mayoría de la población.