APLICACIONES II. Motor electromagnético


 

Un motor eléctrico o electromagnético es una máquina eléctrica que transforma energía eléctrica en energía mecánica. Aprovecha el hecho de que cuando un conductor por el que circula una corriente eléctrica se encuentra dentro de la acción de un campo magnético, tiende a desplazarse perpendicularmente a las líneas de acción de dicho campo magnético.

 
 

La simulación adjunta enseña el fundamento de un motor. Cuando circula corriente por la espira, sobre cada conductor se ejerce una fuerza magnética, que, siguiendo la ley de  Lorentz, es perpendicular al plano que forman el campo magnético y el conductor. Sobre los dos conductores paralelos a las líneas del campo magnético, la fuerza  es nula, y sobre los conductores perpendiculares a dichas líneas, las fuerzas componen un par que provoca el giro de la espira para llevarla a la posición vertical (donde el campo magnético que produce la espira se alinea con el campo magnético del imán). Si se mantuviera la corriente, desde que la espira pasa por dicha posición, el par de fuerzas se opondría a la rotación. Por eso, la corriente se traslada del circuito exterior a la espira mediante un conmutador formado por dos chapas de metal con forma de media luna, denominadas delgas. Los extremos de la espira o escobillas hacen contacto primero con una delga y después con la otra, lo que provoca que, mientras la corriente por el circuito exterior tiene siempre el mismo sentido, la corriente en la espira invierta su sentido de circulación cada medio ciclo. Así, el par de fuerzas siempre impulsa la rotación.

 

El uso de los motores eléctricos se ha generalizado a todos los campos de la actividad humana desde que sustituyeran en la mayoría de sus aplicaciones a las máquinas de vapor. Tienen múltiples aplicaciones y se fabrican en tamaños de las más variadas dimensiones, desde los pequeños motores fraccionarios empleados en pequeños instrumentos hasta potentes sistemas, como los de las grandes locomotoras eléctricas.

 

 

Puesto para recargar las baterías de un coche eléctrico

 

El inconveniente es que las baterías son los únicos sistemas de almacenamiento de electricidad, y todavía ocupan mucho espacio. Además, cuando se gastan, necesitan varias horas para recargarse antes de poder funcionar otra vez, mientras que en el caso de un motor de combustión interna basta sólo con llenar el depósito de combustible. Como se sabe, este problema se va aminorando y el coche eléctrico poco a poco se está imponiendo en algunas de las ciudades más avanzadas del planeta.

En el ferrocarril, en cambio, el problema se resuelve tendiendo un cable por encima de la vía, que va conectado a las plantas de generación de energía eléctrica. La locomotora obtiene la corriente del cable por medio de una pieza metálica llamada patín, y no son necesarios sistemas de almacenamiento de electricidad.