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Por otra parte, el
hecho de que la superficie de la Tierra no sea la de una
esfera, sino la de un elipsoide (achatado en los polos),
también contribuye a que al ir disminuyendo la latitud,
se tenga una disminución adicional la intensidad del campo
gravitatorio. Al desplazarnos desde los polos hacia el
ecuador aumenta la distancia al centro de la
Tierra, y, en consecuencia, disminuye el valor de la aceleración de la gravedad.
En
gráfica adjunta (fuente:
Curso interactivo de Física en Internet, del
profesor de la Universidad del País Vasco, Ángel Franco)
se representa cómo cambia el valor de g (a nivel del
mar) teniendo en cuenta la suma de ambos factores: la
rotación de la Tierra y su forma no esférica. |