Respecto de la tabla original, los últimos cambios importantes en su estructura por este motivo se produjeron a raíz de los trabajos de McMillan (1907-1991) y, sobre todo de Seaborg (1912-1999) y de sus colaboradores a mediados del siglo XX. McMillan, junto a Abelson (1913-2004) consiguió crear en 1940 el primer elemento sintético, de número 93, llamado neptunio (el uranio, de número 92, es el elemento más pesado estable en la naturaleza). Por su parte, Seaborg fue pionero de la química nuclear y descubrió el elemento más pesado que se encuentra en la naturaleza: el plutonio, de número 94 (a partir de ahí los núcleos no son suficientemente estables). Además contribuyó al descubrimiento y aislamiento de otros nueve elementos sintéticos (los ocho que van del 95 al 102: plutonio, americio, curio, berkelio, californio, einstenio, fermio, mendelevio, nobelio; y, también, el elemento 106, llamado seaborgio en su honor). Por estos trabajos, McMillan y Seaborg compartieron en 1951 el premio Nobel de Química.

Con posterioridad, se fueron descubriendo (o, mejor, produciendo) e incorporando al Sistema Periódico más elementos radioactivos, llegando, por el momento, hasta el elemento 118. La tabla adjunta, señala el año en que se han podido crear y detectar los últimos elementos, una  detección no exenta de dificultades, debido a que no resulta fácil encontrar procesos nucleares adecuados para producirlos y aún es más complicado poder aislarlos en el brevísimo lapso de tiempo que duran. Así, por ejemplo, el descubrimiento del elemento más pesado, 118, había sido reivindicado por un equipo del Lawrence Berkeley National Laboratory en 1999. Aquél descubrimiento fue revocado porque no se pudo repetir el experimento. Hasta que en 2006 un grupo de científicos rusos, trabajando conjuntamente con el grupo del Lawrence Berkeley National Laboratory, realizaron en el Instituto de Investigaciones Nucleares de Rusia, otro experimento donde se redescubrió el elemento 118. A pesar de estar clasificado entre los gases nobles, el elemento tuvo una vida de 0.89 milisegundos en este experimento. Desde hace ya varios años se está intentando producir el elemento 119, que inauguraría una nueva fila (sería la octava) de la tabla periódica. El centro GSI Helmholtz en Alemania, lo intentó, sin éxito en 2012 y, parece que, el proyecto actual más prometedor es el de un equipo de científicos de Japón.