SOLUCIÓN EN LA ANTIGÜEDAD


 

Desde la génesis de la astronomía antigua hasta los albores de la primera gran revolución científica que se consolidó en el siglo XVII con el establecimiento de la mecánica de Newton (1643 - 1727), prevaleció una visión del mundo que supuso que la Tierra permanecía en reposo en el centro del Universo y que el resto de cuerpos celestes giraban a su alrededor. Como consecuencia de esto, para el desarrollo de la física en la antigüedad el carácter relativo de los movimientos no tuvo relevancia. Aceptando este modelo geocéntrico del mundo, lo más sencillo y "natural" fue elaborar una teoría que interpretó los movimientos de los objetos tomando como SR privilegiado a nuestro planeta.

 

En el siglo XVI se removió a la Tierra del lugar privilegiado que se le había asignado. Sucedió en gran medida gracias a la contribución de  Copérnico (1473 a 1543), que defendió que no era la Tierra sino el Sol el objeto que estaba en reposo en el centro fijo del Universo.

Sin embargo, en aquel tiempo el problema de los SR no se planteó de un modo explícito. La aceptación del movimiento de nuestro planeta afectó a concepciones muy importantes para la Humanidad, pero, en lo que se refiere a este problema, únicamente provocó el traslado a otro objeto del Universo (el Sol) de la presunción de encontrarse en reposo absoluto.

Una vez abierta definitivamente esta brecha que rompió con la idea de estaticidad de la Tierra, hubo que admitir, no mucho después, que el Sol también se mueve alrededor del centro de nuestra Galaxia, que ésta se mueve a su vez respecto de otras galaxias y así indefinidamente.