DEBATE HISTÓRICO ENTRE CONTINUIDAD O DISCONTINUIDAD DE LA MATERIA


 

¿Qué estructura tiene la materia? ¿Cómo es por dentro? Esta cuestión ha generado históricamente un debate entre continuidad o discontinuidad de la materia. Por una parte, el sentido común nos dice que con nuestras manos o con instrumentos podemos cortar o subdividir trozos de materia en partes más y más pequeñas en un proceso cuyo límite, quizá sólo venga impuesto por los instrumentos, pero no por la propia materia (continuidad de la materia). Sin embargo, también es posible suponer que ese proceso de subdivisión si tenga límite, impuesto por la propia naturaleza de la materia o, dicho de otro modo, que los materiales estén formados por partículas diminutas que no puedan subdividirse o cortarse de nuevo (discontinuidad de la materia).

 
Encontramos las aportaciones originales más relevantes en relación con este debate hace más de 2500 años, en los filósofos y científicos de la antigua Grecia.
 

Demócrito (460 al 370 a C)

 

Entre ellos, se atribuye a Leucipo  (450 a. C. - 370 a. C.) haber sido el primero que pensó en dividir la materia hasta obtener una partícula tan pequeña que no pueda dividirse más: el átomo (átomo significa en griego lo que no puede ser dividido). Demócrito (460 al 370 a C), discípulo de Leucipo, adoptó esta propuesta, consideró que los átomos están en movimiento y supuso que se distinguen unos de otros por forma, tamaño, orden y posición. Planteó que gracias a la forma que tiene cada átomo, se pueden ensamblar (aunque no fusionarse, pues subsiste una cantidad mínima de vacío entre ellos que permite su diferenciación) y formar cuerpos. Y supuso además que el alma también está formada por átomos, siendo éstos más esféricos que los que componen las demás cosas. Todo ello constituye el primer modelo elaborado de materia discontinua, formada en última instancia por partículas indivisibles.

 

Para Demócrito, el movimiento de los átomos en el vacío era un rasgo inherente a ellos y supuso que se producía formando un vórtice o remolino. Este remolino favorecía que sus colisiones, uniones y separaciones conformen los diferentes objetos y seres. Demócrito también explicó las percepciones sensibles, como la audición o la visión, en el marco de este modelo. Las interpretó como consecuencia de la interacción entre los átomos que supuestamente emanan desde el objeto percibido hasta los organismos receptores.

 

Mientras los "atomistas" formulaban estas propuestas, Platón, Aristóteles y otros filósofos griegos defendieron un modelo de materia continua (en vez de discontinua), a la que consideraron infinitamente divisible.

 

En su propuesta filosófica Platón (427 a.  C. - 347 a. C.) postuló que la materia es el medio en el que se producen todas las alteraciones del Universo. Consideró tal materia "eterna" y planteó que sus elementos últimos eran los llamados cuerpos simples, que, influido por Pitágoras, asimiló a los poliedros regulares. Adicionalmente Platón adoptó una teoría anterior de Empédocles (495/490 a. C a 435/430 a. C) que había considerado cuatro sustancias primordiales (fuego, aire, tierra y agua) y relacionó esas sustancias con los poliedros: el fuego con el tetraedro, el aire con el octaedro, el agua con el icosaedro y la tierra con el cubo o exaedro. Descompuso las superficies de los poliedros en triángulos elementales de dos clases: isósceles (a partir del cuadrado) y escalenos (a partir del triángulo equilátero y del pentágono) y de ello dedujo que esas dos clases de triángulo representan a los elementos últimos del Universo.

 
 

Desde un punto de vista geométrico cualquier triángulo se puede dividir infinitamente en otros más pequeños, pero no se puede incrementar de la misma forma para formar triángulos mayores y a la vez infinitamente próximos al anterior porque hay puntos máximos. Por ello, Platón concluyó que la materia debe ser continua y divisible infinitamente al tender hacia hacia lo pequeño, pero, al mismo tiempo, formando los cuerpos finitos al tender hacia lo grande.

 

Aristóteles (384 al 322 a C)

 

Aristóteles  (384 a. de C. - 322 a. de C.), discípulo de Platón, también se basó en la teoría de Empédocles de los cuatro elementos para elaborar su teoría sobre los movimientos, pero rechazó una parte de la teoría platónica: la consideración de los elementos-figura (posiblemente, porque le hubiera obligado a admitir el vacío).

En el apartado dedicado al concepto de fuerza (y en este documento), se resumen algunas de las ideas básicas de la teoría de Aristóteles sobre los movimientos, una de ellas haber planteado que "los cuatro elementos tienen una predisposición para moverse hacia la dirección de sus lugares naturales" si están fuera de ellos. Así, por ejemplo, "el aire y del fuego se mueven de forma espontánea hacia arriba, mientras que el agua o la tierra lo hacen hacia abajo".

 

Aristóteles planteó estos conceptos en coherencia con una visión del mundo que estableció una separación radical entre el "mundo celeste" y el "mundo terrestre", así como entre los movimientos de los objetos que pertenecen a uno u otro mundo. Mientras que los objetos terrestres tienden hacia reposo en su lugar natural y hay que hacerles fuerza para ponerlos en movimiento, los objetos del cielo se ubican en esferas que rodean a la Tierra y tienen un movimiento eterno, circular y uniforme. Para explicar todos los movimientos, Aristóteles consideró necesaria la presencia de un "motor" que actúa continuamente mientras se produce el movimiento. Imaginó que dicho "motor" era una sustancia inmaterial e inmóvil, que comunicaba el movimiento a la ultima de las esferas del cielo, la cual, a su vez, lo transmitía a las otras.

 

A partir de estas concepciones, Aristóteles fue mucho más radical que el propio Platón en su defensa de un modelo continuo de la materia, posiblemente porque su teoría sobre los movimientos exige rechazar de forma absoluta el vacío (al excluir el vacío también es obligado excluir cualquier solución atomística del problema de la materia). El sabía que la resistencia de un medio medio frena el impulso del móvil y que si existiera el vacío la resistencia ahí seria nula. Entonces, el móvil, impulsado por un motor (que debe actuar continuamente), adquiriría una velocidad infinita, lo cual resulta absurdo.