PROBLEMAS PLANTEADOS POR LA INTERACCIÓN GRAVITATORIA. EL GRAVITÓN Y LAS ONDAS GRAVITACIONALES


 

El éxito obtenido por la física cuántica para describir la mayoría de las fuerzas básicas del Universo (electromagnética, fuerte y débil), induce a los físicos a plantear que los mismos conceptos tienen que servir para interpretar la gravedad. La interacción gravitatoria se debería explicar mediante el intercambio de gravitones y el campo gravitatorio debería viajar por el espacio produciendo ondas gravitacionales. Sin embargo, existen problemas matemáticos asociados a la forma en que opera la gravedad, que, de momento, impiden desarrollar plenamente una teoría cuántica gravitatoria simple.

 

Uno de estos problemas se debe a la forma como se debería comportar el gravitón, en comparación a como lo hace, por ejemplo, el fotón en la interacción eléctrica. En las interacciones eléctricas, los fotones no actúan directamente entre ellos, sino sólo con las partículas cargadas que se atraen o se repelen. En cambio, la gravedad no funciona de una manera tan simple, porque que los gravitones sí podrían interactuar entre sí. Los hechos experimentales demuestran que la gravedad se crea por cualquier forma de energía (la masa es una forma particularmente condensada de energía, según la relación establecida por la ecuación de Einstein, Eo = mc2) y esto complica enormemente la interpretación teórica de las interacciones gravitatorias.

 

Además, la detección del experimental del gravitón es una tarea muy problemática. Esta partícula muy probablemente no tiene masa, y si la tuviera sería casi insignificante. La mayoría de los físicos apuestan por un alcance infinito de la fuerza gravitatoria y, en coherencia con ello, por una masa nula del gravitón (igual que sucede con el fotón). Pero, incluso si no fuera así, los cálculos a partir del alcance medido de la interacción gravitatoria darían un máximo posible de masa al gravitón de unos 10-69 kg (cien billones de cuatrillones de veces más ligero que un electrón). En cualquier caso, el gravitón porta muy poca energía, y esto hace muy difícil su detección por los débiles efectos que puede ocasionar.  

 

Sí se han producido, en cambio, grandes avances en la detección de ondas gravitacionales. Durante bastantes años, la existencia de dichas ondas solamente se pudo probar experimentalmente de forma indirecta, hasta que en febrero de 2016 se logró detectarlas directamente.

 

 

Joseph H. Taylor

 

El experimento pionero que mostró de forma indirecta las ondas gravitacionales lo realizaron Taylor (1941- ) y su alumno de tesis Hulse en 1974. Buscaban púlsares en nuestra Galaxia, para estudiar aspectos de la evolución estelar y de la evolución galáctica, y se fijaron especialmente en uno, binario, que les llamó la atención por ser un sistema estelar doble, uno de cuyos cuerpos no emite radio-señales. Una vez medidas las pulsaciones y el movimiento del pulsar, comprobaron una disminución de su período orbital y lo interpretaron como una indicación de la existencia de ondas gravitacionales emitidas entre ellos (los componentes de un sistema binario siguen trayectorias curvas, por tanto, aceleradas). Por este trabajo se les concedió en 1993 el Premio Nobel de Física.

 
"Probamos la existencia de ondas gravitacionales" (,Entrevista a J.H. Taylor en Barcelona, El Pais 21/12/2005)
 

Desde entonces se han descubierto unos 50 púlsares semejantes, pero el encontrado por Taylor y Hulse sigue siendo el mejor para hacer mediciones relativistas. Una de las razones es que hace falta mucho tiempo de observación para acumular los datos necesarios para detectar el efecto relativista y la mayoría de los pulsares se han descubierto recientemente.

 

En 2012, se obtuvieron en el Gran Telescopio Canarias resultados experimentales análogos, referidos ahora a un sistema binario de enanas blancas (las enanas blancas son remanentes de estrellas como el Sol que ya han agotado su combustible nuclear). Dichos resultados confirmaron que las dos estrellas, probablemente a causa las ondas gravitacionales que emiten, orbitan cada vez más rápido y se están acercando entre sí.

Las ondas gravitacionales de dos enanas blancas avalan las teorías de Einstein (Abc.es, EFE, 29/08/2012)

 

 

Mencionados estos experimentos que mostraron de forma indirecta las ondas gravitacionales, veremos a continuación el gran hito recién alcanzado en el experimento LIGO (Observatorio de interferometría láser de ondas gravitacionales), en el que se ha logrado detectarlas directamente.