DIFICULTADES DEL CONCEPTO NEWTONIANO DE FUERZA


 

La mecánica de Newton (1643-1727) dio en el siglo XVII una respuesta al problema de interpretar las acciones entre los cuerpos. El tercer principio de la dinámica clásica define las fuerzas como interacciones entre cada dos objetos A y B, que se aplican de tal modo que la fuerza que ejerce un objeto A sobre otro B es igual y opuesta a la que ejerce el objeto B sobre el objeto A.

 

Este concepto newtoniano de fuerza se aplica, tanto a fuerzas "de contacto" como a "acciones a distancia", aunque se debe señalar que el propio Newton fue consciente de las dificultades que tiene interpretarlo para objetos separados. En este caso se ha de explicar el hecho de que entre dos cuerpos distantes, entre los que puede no haber nada (por ejemplo, dos cuerpos celestes), se ejerce una interacción. Esto plantea el siguiente problema: ¿Cómo es posible que se ejerzan fuerzas dos objetos, sin haber nada entre ellos? ¿cuál puede ser el mecanismo de la interacción?

 

 

En relación con este problema Descartes (1596- 1650) había elaborado un siglo antes una hipótesis, llamada de los vórtices o torbellinos de materia, según la cual la materia llenaría todo el espacio y, mediante torbellinos, transmitiría la interacción entre los cuerpos. En la formulación de esta hipótesis, además de una reticencia a aceptar que puedan existir fuerzas que actúen a distancia e instantáneamente, tuvo mucho que ver también el “horror al vacío”, una tendencia espontánea a no admitir que entre los objetos no exista nada material.

Ya hemos dicho que Newton fue consciente de estas dificultades, aunque entonces no afectaron en lo esencial a su mecánica. Este problema quedó aparcado durante algo más de dos siglos en los cuales las leyes de Newton mostraron una gran utilidad.