Muchos movimientos
tienen lugar en el seno de medios fluidos. Vivimos
sumergidos en un mar de aire (la atmósfera terrestre) y
rodeados de grandes masas de agua, de modo que son abundantes los
ejemplos de
movimientos de objetos que ocurren en el interior de alguno de
estos medios.
La influencia del
medio en estos movimientos es considerable. Las fuerzas de rozamiento entorpecen y modifican sensiblemente el
movimiento y a menudo conviene intervenir para minimizar en lo
posible estas influencias. Los estudios de aerodinámica,
por ejemplo, diseñan perfiles afilados en vehículos, con
objeto de facilitar su penetración en el aire. Otras
veces, la influencia del medio se puede aprovechar
positivamente, logrando algunas aplicaciones notables.
Por ejemplo, el empuje puede ser aprovechado para
hacer volar globos aerostáticos, la ingeniería aeronáutica aprovecha
corrientes de aire generadas por helicópteros y por aviones
para mantenerlos en vuelo, etc.
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En cualquier caso, un
medio viscoso añade mucha complejidad al
movimiento de objetos en su seno. El
objeto arrastra capas del medio adheridas y
éstas afectan a capas próximas, pudiendo provocar
movimientos turbulentos de dicho medio. Recíprocamente,
los desplazamientos de capas del medio y su posible
heterogeneidad afectan de forma considerable al
movimiento de cualquier objeto en su seno. Todo ello
complica enormemente el estudio de estos movimientos.
Para poner de
manifiesto estas
dificultades
realizamos en clase el sencillo experimento de dejar caer al
suelo un folio de papel. Como muestra el video adjunto, el
movimiento del folio resulta impredecible, prácticamente
ingobernable y, en consecuencia, muy difícil de estudiar.
El profesor se lleva la mano a la cabeza para
escenificar el problema que supone encontrarse
ante el reto de estudiar un movimiento tan complejo. |
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