PROPAGACIÓN ONDULATORIA POR UN MEDIO MATERIAL


 

La física clásica considera dos modos o mecanismos de propagación de la energía: mediante partículas o mediante ondas. Para distinguir ambos mecanismos imaginamos un barquito de vela flotando en el centro de un estanque. Podemos transferirle energía, por ejemplo, lanzándole piedras o soplando. Estas acciones conllevan un transporte neto de materia (piedras, moléculas de aire) desde la orilla del estanque hasta el barquito que es impulsado cuando esa materia choca con él.

 

 

También podemos transferir energía al barquito sin necesidad de enviar materia. Por ejemplo, dejando caer piedras en la orilla o chapoteando en el agua. Estas acciones producen oscilaciones que avanzan por la superficie del agua y cuando alcanzan al barquito, le hacen moverse arriba y abajo. Decimos entonces que se produce un movimiento ondulatorio o que se propaga una onda, que transmite energía y cantidad de movimiento sin que se produzca un transporte neto de materia.

 

El mecanismo de propagación ondulatoria se manifiesta en muchos procesos: al chapotear en el agua, al pulsar una cuerda tensa, al agitar el extremo de un resorte, cuando se produce un terremoto (ondas sísmicas), cuando se emite un sonido (ondas sonoras), etc. Las oscilaciones se generan en un punto de un medio material (llamado foco) y se transmiten por ese mismo medio (agua, aire, suelo terrestre, resorte elástico)

 

Este tipo de ondas, que necesitan un medio material para propagarse, se llaman ondas mecánicas.